Teletrabajo. Es una de las palabras más pronunciadas y escritas desde que estalló la crisis del Coronavirus. Y es una palabra que, más allá de significar un giro de 360º en la manera de producir para algunas empresas y de trabajar para sus empleados o freelances, supone un cambio de rutinas, un cambio en el día a día de muchas personas, un verdadero cambio de vida.
Muchos, en la primera ola de la pandemia, encerrados en casa y trabajando muchas horas, se lo plantearon en algún momento. “Claro, pero si yo trabajo desde mi casa, los consumos de mi vivienda, que corren a mi cargo, aumentan de manera significativa”. Porque es cada vez que le das a un interruptor, cada vez que vas al baño, cada café que te preparas o cada comida que cocinas, tus facturas de suministros van subiendo. Y eso que por aquel entonces íbamos de cara al buen tiempo, así que el gasto en calefacción era mínimo.
Muchas voces expertas aseguran que, una vez hayamos superado la pandemia, muchas empresas seguirán apostando por el teletrabajo. Así que para un buen número de empleados, dejará de ser una situación provisional para ser su nueva manera de trabajar. Y si el teletrabajo ha venido para quedarse, habrá que tomar todas las medidas necesarias para que, en lugar de suponer un gasto añadido, nos permita ahorrar.
Medidas efectivas para ahorrar trabajando desde casa
1. Adiós a tu bono de transporte
Infórmate en la web de tu ayuntamiento o tu comunidad sobre los diferentes bonos de transporte disponibles. Y compra el que se ajuste mejor a tu movilidad real. Por supuesto, como no tienes que desplazarte hasta el trabajo, también ahorras tiempo. Quizás antes hacías hasta 6 viajes diarios en transporte público y ahora haces solo 2, o ni eso. Y tu familia, lo mismo. Pues puede que lo más económico sea comprar algún tipo de bono no unipersonal, y tenerlo en casa a disposición de quien lo necesite, por ejemplo.
2. Ahórrate el comedor y las extraescolares
Si tienes hijos en edad escolar, seguramente tus horarios laborales te obligaban a dejarlos en el comedor, a apuntarlos a extraescolares o incluso contratar a un canguro que se ocupara de ellos mientras tú trabajabas. Pero si trabajas en casa, todo eso te lo puedes ahorrar, o al menos una parte. Pueden comer en casa, contigo, y volver a casa una vez hayan acabado el cole.
3. Actualiza tu servicio de internet
Es una herramienta imprescindible, la necesitas para trabajar y estar en contacto con tus jefes, tus colegas, tus clientes… Infórmate de las ofertas de las diferentes compañías y compáralas con tu tarifa actual. Igual puedes ahorrar un buen pellizco cada mes y tener un mejor servicio.
4. Busca la mejor tarifa de electricidad
Trabajar desde casa supone un mayor consumo eléctrico, eso está claro. Como ya llevas unos meses con esta nueva rutina, puedes pedir a tu compañía (o a otra si te ofrece el mismo servicio por menos dinero) que realice un estudio de tu consumo real y te aconseje sobre la tarifa que más te ayude a ahorrar.
5. Discriminación horaria, ¿Sí o no?
Depende de tus hábitos reales de consumo. De nuevo, puedes pedir asesoramiento y consejo a tu compañía de electricidad, pero ten en cuenta que, si decides elegir una tarifa con discriminación horaria, tendrás que adaptar tus rutinas a esos horarios para que realmente te supongan un ahorro, de lo contrario podrías incluso llegar a pagar más. ¿Qué significa? Pues que tendrás que esperar al momento en que la tarifa sea más barata para utilizar los electrodomésticos que más consumen: la lavadora, la secadora (un consejo, si tienes opción de secar la ropa al aire, hazlo. La secadora es uno de los electrodomésticos que más consume), el lavavajillas, el horno e incluso la placa de cocción. Si realmente estás dispuesto a adaptar tus rutinas al horario, di sí a la discriminación horaria en tu factura eléctrica.
6. Mira tus lámparas
¿Qué tipo de bombillas tienes en casa? Porque es básico que utilices leds, que consumen un 80% menos que las bombillas incandescentes (aunque estas se retiraron de la venta en 2012, es posible que aún tengas alguna en casa). Las bombillas de bajo consumo también son una buena opción, pero te permitirán ahorrar un poco menos. Y, por supuesto, no enciendas una luz si no la necesitas y apágala siempre al salir de una habitación.
7. Busca la luz natural
Aunque cambies tu tarifa eléctrica, pongas leds en toda la casa… la mejor manera de ahorrar en electricidad es consumir menos. Así que ubica tu zona de trabajo cerca de una ventana, para aprovechar al máximo la luz natural. Intenta también ajustar tu horario a las horas de luz, siempre que sea posible. ¡Ah! Y un detalle que no es ninguna tontería: mantén limpios los cristales. ¿Sabías que unos cristales sucios dejan entrar hasta un 30% menos de luz? Pues eso, ya sabes.
8. Ajusta -bien- el termostato
En invierno, uno de los mayores gastos se debe a la calefacción. Sea de gas, eléctrica o de cualquier otro tipo, no pasarse con la temperatura es sinónimo de ahorro. No tiene sentido que vayas en manga corta en pleno enero y que pongas la calefacción a 24ºC. Los expertos aseguran que con 20ºC se tiene una temperatura confortable, siempre que te vistas de manera adecuada. Piensa que por cada grado que subes en el termostato, estás consumiendo entre un 7 y un 10% más de energía. Cierra puertas para evitar corrientes de aire, pon alfombras si el suelo de tu piso es frío… son otros métodos para caldear tu casa sin gastar de más.
9. Invierte en buenos aparatos
No se trata de que tengas que cambiar todos los electrodomésticos de tu casa. Pero si ya tienen unos años, puede que no sean muy eficientes energéticamente, igual ha llegado el momento de invertir en unos nuevos, que consuman menos, ¿no? Empieza por los que más consumen, por ejemplo los radiadores eléctricos, la lavadora, el lavavajillas… Y por supuesto, la placa de cocción y el horno.
10. Consume menos en la cocina
Ahora comes cada día en casa, ¿verdad? Pues eso también se refleja en tus facturas, porque gastas más luz, más agua, más gas… Es cierto que te ahorras el gasto del restaurante, pero si quieres ajustar tu consumo, apuesta por sistemas de cocción rápidos, como la olla a vapor, la plancha, el salteado o el wok… que además también son más saludables porque no se necesita añadir demasiadas grasas. El microondas es una opción buena, porque aunque consume bastante, el tiempo de uso es muy breve. Y en cuanto al horno, que es limpio y cómodo, si lo enciendes aprovecha para preparar dos platos a la vez, así das más rendimiento a la energía que necesita para calentarse.
11. Ahorra en agua
Instala aireadores en los grifos, que no reducen la presión pero sí el caudal de agua consumida, utiliza la descarga parcial del inodoro, dúchate en lugar de bañarte, cierra siempre el grifo mientras te lavas las manos o los dientes, aprovecha la carga de la lavadora y el lavavajillas (ponerlos cuando están llenos a medias es un despilfarro de energía y, por lo tanto, de dinero, a no ser que sean de última generación y sepan adaptar el consumo a su contenido).
Si sigues este decálogo del ahorro, trabajar desde casa puede ayudarte a gastar menos. ¡Vale la pena!
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